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En las décadas de 1960 y 1970 los futuros arquitectos cursaban una serie de materias que tenían como objetivo comprender los fenómenos sociales: sociología urbana, geografía humana, economía, ergonomía, antropología, etc. Con ello se buscaba que los proyectos académicos resolviesen problemas reales, con respuestas social, técnica y económicamente factibles. La llegada del posmodernismo (paralela a la irrupción del neoliberalismo) cambió la orientación de los estudios, volviendo a centrarlos en sus aspectos más disciplinares –algo que la Reforma de Bolonia ha acentuado al acortar la carrera. Los temas sociales fueron desapareciendo de las asignaturas y de los trabajos prácticos. Hoy son escasas las Escuelas que buscan dar respuestas factibles a problemas sociales concretos. Hay, sin duda, muchos discursos sobre sostenibilidad, vivienda social, mejoramiento barrial, etc. Sin embargo, basta ver el enfoque de estos trabajos para constatar que se trata de meras elucubraciones teóricas o, peor aún, meros juegos formales. En un estudio que dirigí sobre unos 500 Proyectos de título españoles y portugueses, constatamos que en sólo un 3% se ceñía a presupuestos con precio de mercado, a las distintas normativas que afectan a las obras que efectivamente se construyen o a estudios en profundidad de los clientes o usuarios. El resto, solían ser propuestas para problemas y lugares concretos, pero proyectada sin restricciones; como el edificio de la fotografía adjunta, que reproduce en un entorno exótico (un favela) los imaginarios de las revista del start system de la arquitectura. [Fig. 1[3]]De igual modo, en la evaluación de la docencia no prima el impacto social, al ceñirse a criterios pedagógicos abstractos o, peor aún, sobre criterios de eficiencia económica. La satisfacción del alumno y la eficiencia terminal (el número de aprobados) se han convertido en las grandes varas de medir al profesorado, pero a nadie parece importar (pues no se evalúa) si lo que se están formando son inadaptados sociales o profesionales que tienen una comprensión clara de los problemas sociales y la voluntad de resolverlos en beneficio de todos.
Source: CRÓNICAS URBANAS IV: Reflexiones al paso sobre la desafección social universitaria.